Gracias a los estudios sobre el apego infantil, se conoce la importancia de
las relaciones afectivas en la infancia para el adecuado desarrollo
emocional del niño, que determinará la evolución de su personalidad en el
futuro. John Bowlby definió la conducta de apego como:
“Cualquier forma de comportamiento que hace que una persona
alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y
preferido”
El apego, por tanto, es un conjunto de conductas que tiene como
función principal mantener la proximidad de un cuidador, y cuyas
características son:
El mantenimiento de contacto sensorial de interacción, es decir, el
contacto corporal entre el bebé y su cuidador.
La seguridad, que permite la exploración por parte del niño del ambiente que le
rodea, favoreciendo así unas relaciones con el entorno y esto promueve
relaciones más eficaces.
La ansiedad ante la separación, que desaparece al
recuperar la proximidad y el contacto.
Actualmente se distinguen varios tipos de apego tras el diseño de una
situación experimental, la Situación del Extraño, por parte de Mary
Ainsworth. En esta situación se puede observar el equilibrio que existe
entre las conductas de apego y de exploración hacia el medio por parte del niño
en situaciones de alto estrés.
APEGO SEGURO
El niño explora de forma activa e interacciona con el entorno cuando está
presente la figura de apego. Ante la separación, protesta y disminuye la
exploración. Al volver la madre, busca proximidad e interacción, el niño
consigue calmarse, lo que le permite volver a la exploración.
Las conductas que presenta el cuidador son de disponibilidad, receptividad
y calidez, teniendo la habilidad para percibir e
interpretar adecuadamente los mensajes del niño y dar una respuesta apropiada
para calmar su ansiedad en los momentos necesarios.
APEGO INSEGURO EVITATIVO
El niño apenas expresa afecto o tensión en presencia de la madre. Explora
el ambiente sin contar con ella. Ante la separación, no protesta ni muestra
inquietud. Durante el reencuentro, se distancia y evita el contacto.
Para que reaccione así, el cuidador ha podido tener conductas de rechazo,
ser rígido, hostil o no ha favorecido el contacto físico en la relación por lo
que estos niños comprenden que no pueden contar con el apoyo de su madre y
reaccionan de forma defensiva.
APEGO INSEGURO AMBIVALENTE
Muestra poco interés en la exploración estando incluso la figura de apego.
Se inquieta mucho durante la separación. En el regreso, el niño se enfada, se
resiste a mantener contacto físico pero es ambivalente. La presencia de la
madre no parece consolarle.
Los antecedentes para que haya desarrollado estas conductas pueden ser que
el cuidador no haya sido consistente a la hora de aliviar la angustia del niño
y les consideren inaccesibles, consideran el mundo como imprevisible
en el que no hay ninguna garantía de que los otros responderán ante sus
necesidades.
APEGO INSEGURO DESORGANIZADO
Manifiestan una gran confusión y desorganización en sus conductas. Pueden
parecer aturdidos, confusos y temerosos en presencia de la figura de apego.
Pueden reflejar además en conductas agresivas o manipulativas, muy afectuosas o
muy tímidas con el cuidador. Tras la separación, estos niños muestran unas
conductas confusas y contradictorias. Por ejemplo, pueden mirar hacia otro lado
mientras son sostenidos por la madre, o se aproximan a ella con una expresión
triste.
El cuidador ha sido inconsistente, inaccesible o provoca miedo en el niño,
lo que supone una situación paradójica ya que el miedo les induce a
buscar a su cuidador principal, que a la vez es la fuente del miedo. También se
dan en familias multiproblemáticas, historias de abuso o depresión del
cuidador.
Para fomentar un apego seguro, además de la sensibilidad, hay otros aspectos a tener en cuenta y que se deben dar en las conductas maternas, como son: la aceptación de las peculiaridades del niño, la cooperación teniendo en cuenta el estado y actividad del niño, la disponibilidad ante sus señales, y la expresividad emocional en el trato con el pequeño. Esta sensibilidad ante las necesidades del niño favorece que confíe en sus figuras de apego y aprende que están disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad, sirviendo así como base segura a partir de la cual explorar el ambiente, desarrollar confianza para relacionarse con los demás y también se consigue que tengan información adecuada sobre la manera de conseguirlo.
Todos estos aspectos contribuyen al adecuado desarrollo cognitivo,
emocional y social del bebe. Desde aprenderT os ofrecemos diferentes
actividades con las que ayudar a fomentar el apego desde el nacimiento de
vuestros hijos: http://www.aprendert.es/cursos-y-talleres/
Ya hemos visto la relevancia del apego para las relaciones sociales y
exploración del entorno, ¿creéis que también puede influir en el rendimiento
escolar? En los próximos post os hablaremos sobre ello.
Os esperamos en:
Sally Issa
Psicóloga de aprenderT