Los
celos son la sospecha que
alguien siente cuando percibe que cualquier afecto está disfrutando pueda ser
alcanzado por otro. En el caso de los hermanos suele ser el afecto y la
atención de sus padres. Los
celos significan “tengo miedo a perderte”.
Ante
los celos de los hijos es recomendable no tener una visión absolutamente
negativa que nos lleve a querer eliminarlos. Es importante aceptarlos como algo
natural e inevitable y se debe trabajar en casa para dar salida al malestar del
niño. Se debe tener en cuenta también que los celos y la envidia suelen darse por las dos partes, no
sólo se dan del hermano mayor al hermano recién llegado sino que pueden darse
celos del pequeño al mayor por el hecho de que puede hacer más cosas o entre
hermanos múltiples.
Los
celos suelen aparecer siempre que el niño se siente en desventaja frente a
otro. Es un sentimiento personal y subjetivo que puede no estar fundamentado
objetivamente pero que es verdadero para quien lo siente.
En la
aparición de los celos también es muy importante el carácter del niño. Suelen
aparecer con más frecuencia en aquellos niños que son más inseguros o
sensibles, de ahí también, como veremos más adelante, la importancia de
fomentar una adecuada autoestima en los niños.
Recomendaciones para manejar la
situación de celos (ya sean múltiples o diferentes hermanos)
No
establecer comparaciones entre los hermanos. Es decir, evitar la famosa frase
de “mira tu hermano que bien hace….”
Respecto
al niño que presenta más celos debemos de evitar llamar al niño “celoso” ya que
le estaremos etiquetando y cumplirá el rol que le estamos asignando. En la
misma línea tampoco es bueno compararle con otros hermanos.
Observar
que situaciones generan celos en el niño e intentar evitarlas. Es decir, si se
pone celoso cuando se le da un abrazo al hermano, dárselo también a él.
Hablar
de las emociones, hablar directamente de los celos con ellos les hará
entenderse mejor… “Veo que no te gusta que…. Te hace sentir celoso. Todos
tenemos a veces esos sentimientos, es lógico”
Atender
los retrocesos lo menos posible. Esto suele aparecer en los hermanos mayores,
al ver a sus hermanos pequeños quieren parecerse a ellos para recibir la misma
atención.
En
situaciones íntimas que se realizan especialmente con los múltiples, como por
ejemplo dar de mamar a los gemelos, intentar que el otro hermano se sienta
también atendido con una actividad complementaria al lado de los padres. Por ejemplo,
participar en el cuidado de los hermanos o hacer un dibujo al lado de la mamá
mientras está dando de mamar.
En
cuanto a las visitas o encuentros con otras personas, por ejemplo mientras
damos un paseo, generalmente la atención va directa a los múltiples. En esos
casos debéis intentar que también se le haga caso al otro hermano ensalzando
sus cualidades y haciéndole presente en la conversación. Por ejemplo: Pues
Pepito me ayuda mucho con los gemelos y les quiere un montón, les enseña muchas
cosas y los gemelos le piden jugar con él”.
No ser
jueces entre los hermanos. Cuando surja un conflicto entre ellos es decir los
múltiples y el otro hermano, intentar apoyar al más débil o al que está solo ya
que este no tiene el apoyo de su otro hermano, siempre que se pueda y sin
intervenir directamente en la pelea.
Celos entre hermanos múltiples
Es
recomendable dedicar un rato a la semana para estar a solas con cada uno de los
hijos, y también realizar alguna actividad con él a solas. A partir de los 3
años puedes introducir el sistema de “un día para cada uno”. Se suelen dar las
situaciones de peleas para ocupar el lugar más pegado a los padres, sentarse al
lado de la ventana en el coche, elegir programa de televisión. Si designáis un
día para cada uno de ellos (lunes Pepito, martes Juanito…) evitará muchas
peleas y le proporcionará a cada uno la agradable sensación de ser el protagonista durante algunos días.
Cuando
se produzca competitividad por avances o logros que consigue uno de los
hermanos y el otro todavía no, es bueno que se ensalcen los puntos fuertes y
cualidades de cada uno, sin dar importancia al nivel en el que se encuentren.
Enseñarles
a cooperar entre sí. Cuando se comparen entre ellos, hacerles ver que pueden
formar un equipo y que si uno es bueno dibujando puede enseñar al otro mientras
que el otro le ayuda con los puzzles. Así también se sentirán útiles e
importantes.
Concederle
a cada uno un espacio propio, por ejemplo en actividades extraescolares o de
ocio. Sin olvidar que es muy importante tener presente sus gustos. Al pasar un
tiempo sin su hermano puede desarrollar sus capacidades sin compararse con
nadie.
En el
caso del aspecto más académico, si existe una diferencia significativa entre
ellos, es positivo que acudan a distintas clases para que cada uno pueda rendir
a su nivel sin preocuparse del otro.
No
ser jueces entre los hermanos. En este caso cuando la pelea sea entre los
múltiples debemos de escuchar que conflicto ha surgido sin ponerte de parte de
ninguno y dejarles un tiempo a solas para que lo resuelvan mientras el resto de
la familia realizan otra actividad juntos, por ejemplo ver la tele), cuando
resuelvan el conflicto tendrán el premio de realizar la misma actividad con la
familia.
Esperamos
que os hayan ayudado estos consejos y a entender un poco más esta emoción tan
natural. ¿Conocéis vosotros alguna táctica más? Si tenéis cualquier duda,
contactad con nosotros y os ayudaremos a normalizar y superar este proceso.
Os esperamos en:
Carmen Marco y Sally
Issa
Psicólogas de aprenderT